Son jóvenes. Están unidos por una misma forma de vestir, una música común o un argot específico. Su principal objetivo es llamar la atención. Surgen en el siglo XX y se desarrollan en las grandes urbes paralelamente a otras culturas. ¿Saben de qué hablamos? Emos, pijos, raperos, skin-heads, góticos, heavys, hippies… son los nombres más conocidos de algunas tribus urbanas. Algunas tienen muy claro lo que su estética significa, otras no. Sus integrantes provienen de todos los barrios y de todas las escalas sociales. Pero lo importante siempre es destacar.
“Las tribus urbanas son sociedades atomizadas que surgen simplemente por una razón de identidad”, comenta una socióloga.“Las tribus surgen en un momento específico, cuando las sociedades de masas se empiezan a hacer populares y cuando entre éstas y el individuo no hay canales de expresión. No surgen como una finalidad, sino como una necesidad. Una necesidad de compartir elementos identificativos, como la música, los lugares, la forma de vestirse, un argot específico, o las mismas ideas. Las tribus urbanas no quieren cambiar el mundo, solo hacerse oír”, añade.
Tal vez sea esa necesidad la principal causa que lleva a los jóvenes, y no a la gente de más edad, a integrarse en estas nuevas culturas. “La gente de más edad ya tiene sus redes de solidaridad formadas, amigos con lo que compartir gustos y opiniones. Ya no sienten esa necesidad identitaria como puede suceder en sociedades juveniles. La personalidad de los mayores está más conformada y las relaciones formadas”, reitera la socióloga. Además, “las tribus urbanas no son algo que permanezcan en el tiempo sino que son coyunturales. Por eso, son más propias de la juventud”.
Sin embargo, para algunos de estos jóvenes las tribus urbanas no son una necesidad sino un hobbie o simplemente una identidad. Este es el caso de Carlos y Marcos. Ellos son estudiantes de periodismo en la Universidad Complutense. Son raperos, tienen 22 años y llevan 7 años integrados en la tribu. “Pertenecer a una tribu urbana no me ha quitado tiempo en otras actividades que anteriormente realizaba. Es más lo he tomado como una afición más. Yo entré a formar parte de esta tribu debido a las cintas de música y CD que me proporcionó un amigo. A partir de este momento empezó a gustarme el rap y sin pensármelo dos veces acepte su propuesta. Ahora esta tribu es parte de mi día a día”, cuenta Carlos. “Sí, a mi me pasó lo mismo. Todo comenzó por la música y los videos que un amigo me pasó. En ningún momento he dejado de hacer nada para dedicarme a algo relacionado con la tribu”, comenta Marcos.
En su grupo, la música y la forma de vestir se han convertido en el eje central de su cultura. Son los dos elementos que identifica a este grupo de los raperos. “Violadores del verso o Eminen son mis ídolos. Me gusta la letra de sus canciones y la forma de ver la sociedad a través de las mismas. He de reconocer que a veces también alterno el rap con el punk”, comenta Carlos. En cuanto a la ropa, tallas XXL, pantalones caídos, zapatillas grandes y gorra son las prendas más características. “A principio mis padres no aceptaban que yo estuviera en un tribu urbana y se quejaban de mi forma de vestir. Es forma tan informal y rara que tenemos los raperos. Les costó asimilarlo pero después terminaron comprendiéndome. Me dijeron que preferían que tuviera una personalidad definida, a que fuese como uno cualquiera que no tiene claro sus objetivos”.
Quizá de ahí la típica pregunta que se mantiene invariable a pesar de las generaciones que transcurren: “¿Pero donde vas con estas pintas?”. Muchos padres no aceptan que sus hijos pertenezcan a una tribu urbana, que tengan su propia identidad y que vistan de una manera determinada. Lo ven raro, y en la mayoría de los casos se debe a motivos socio-culturales. Sin embargo, hay otras personas que ya llevan su identidad en la sangre, desde que nacen, porque sus antepasados ya pertenecían a esta tribu urbana. Un ejemplo muy claro son los llamados pijos. La pertenencia a esta tribu no es tanto una elección por parte del integrante sino un camino natural derivado de su entorno.
Laura nos abre la puerta de su casa en la calle Pastor de la Urbanización de Villafranca del Castillo. Tiene 20 años. Es una pija desde la cuna y para ella pertenecer a este grupo no es una necesidad sino una identidad. “El ser pija da un estatus a la persona al que sólo pueden pertenecer un determinado grupo de gente”. Sus principales aficiones son ir al Club de Campo, a la Milla de Oros y por supuesto comprar. Vive la moda como un arte y como tal la idolatra. Su máximo referente es Carmen Lomana. “¡Ay! es lo más. Es como un ídolo, ¿sabes? Me siento superidentificada con ella. Muchos de mis amigos no pueden comprarse casi nada porque sus padres se han quedado sin dinero cash”, argumenta Laura. Por supuesto, actividades y sueños que poca gente puede alcanzar.
Además, con la implantación de estas culturas, los institutos, las Universidades, las plazas y, sobre todo, los parques se han convertido en auténticas pasarelas de lo más variopintas. “Nosotros quedamos en el parque o en la plaza más cercana, aquella a la que hemos ido toda la vida”, dice Carlos. “Sí, sobre todo el parque”, reitera Marcos.
En muchas ocasiones también suele nombrarse como denominador común a estas tribus la rebeldía y la marginación social. En palabras de la socióloga, “como sucede con todo, en una sociedad podemos encontrar elementos positivos y negativos. En las tribus urbanas sucede lo mismo, y no podemos tachar a todas de violentas, por que no es así. Hay que ver el lado positivo, ellos son los encargados de conformar sus propias identidades, lo cual supone una forma de canalizar la propia sociedad. Si es cierto que en determinados aspectos de la vida cotidiana algunas tribus tienen poco civismo y eso es un punto negativo para ellos” Al respecto Carlos añadía, “no todos somos violentos. Se tiene esa falsa concepción porque en EE.UU están legalizadas las armas y ha habido varias peleas y trifulcas entre bandas y la costa este y oeste de Estados Unidos, incluso se han llegado a matar”.
Según las encuestas realizadas sobre una muestra de 60 personas del entorno universitario, un 30% opina que la forma de vestir es el principal elemento identificativos de las tribus urbanas, seguido de la música (27%) y del estilo de vida (25%). En cuanto a clase social, el 58% de los encuestados cree que ésta influye “bastante” y el 21% “poco”. Respecto al sentimiento que provocan las culturas urbanas en la población, el 31% siente indiferencia hacia las mismas y el 29% curiosidad.
Hay que señalar que los medios de comunicación, el entorno social e Internet se han convertido en los principales vehículos de información para dar conocimiento de estas nuevas formas de vida. “Unas serán más comunes en nuestros hábitos y en nuestra cultura y otras en culturas diferentes. La homogeneidad cultural no es total”, comentaba la socióloga.
¿Y tú te consideras de alguna tribu urbana? Dinos si o no y explicanos por qué.